Casi trescientos metros de pared, tenemos que subir para llegar a Fira desde el pequeño puerto donde nos deja la barcaza, tenemos tres opciones un funicular donde hay una gran cola para subir, una colección de burros de todos los colores con su colección de guías, cada cual más peculiar o andando por una escalera de tres metros de ancho que sube en zigzag y por donde igualmente suben y bajan los burros, hay que ir sorteando el gran número de excrementos que van dejando los animales, sobre todo cuando suben. Elegimos esta última opción, como no, no era la mejor desde luego pero si la mas divertida pues tienes que esquivar a los animales, que sobre todo cuando bajan lo hacen a toda pastilla, pero deben conocer bien el terreno, pues que yo sepa no ha muerto nadie aplastado contra la pared de la escalera. Por cierto por si os interesa, subir en burro cuesta 5 €.
Hace bastante calor pero en menos de media hora llegamos a los primeros balcones de Fira.
Tomamos a la izquierda conforme llegamos, siguiendo la calle peatonal Agios Mina, llena de cafés y restaurantes que a primera hora de la mañana van reponiendo sus muestras de buen pescado y que ira desapareciendo conforme pasa el mediodía.
si miramos adelante y atrás se ve perfectamente el borde del cráter del volcán de Nea Kameni, ahora cubierto por las aguas del Egeo.
La calle sube y baja algunos escalones dejando terrazas y balcones colgantes en el acantilado donde los turistas se torran al sol de la isla, los vemos con cierta envidia, tenemos poco tiempo y nos gustaría hacer lo mismo, hacemos la foto y nos hacemos la idea,
enseguida continuamos hasta un punto donde giramos a la derecha para subir la escalinata M. Numicou que va a dar a una muy bonita iglesia ortodoxa con cúpulas azules y que es la típica postal de la isla.
A partir de aquí damos la vuelta para volver por una calle paralela a la del acantilado,
la calle Ipapandis, muy estrecha y con gran cantidad de tiendas de suvenirs, joyas y algunas casas señoriales, hasta llegar a la catedral catolica, dedicada a san Juan Bautista, una rápida visita, es más bonita por fuera que por dentro, y seguimos por Ipapandis, demasiada gente para una ciudad tan pequeña, de no más de 1.600 habitantes.
Pronto llegamos a la catedral Ortodoxa, un bonito edificio con unas impresionantes vistas,
lo bordeamos para subir por c/ Decigala donde paramos a descansar en un bar donde tomamos unas Mythos la típica cerveza griega.
Otra calle que no hay que perderse es Erithrou Stavrou, es otra estampa típica de Fira con tiendas y bonitas casas abovedadas.
El tiempo se nos echa encima y tenemos que volver, el grupo decide bajar en el funicular, Miguel y yo decidimos seguir sorteando burros pero ya es mediodía y se encuentran todos aparcados en su parada reglamentaria, mañana volverán a la monotonía del trabajo diario.
Nota: Track para GPS como siempre a la derecha
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