Vaya fechas los últimos días de diciembre, comidas con amigos, con compañeros de trabajo, con asociaciones, no da tiempo a recuperar una cuando tenemos encima otra, luego llega nochebuena y otro atracón, el vino y la pata del gruñidor nos salen por las orejas, y el cava entra porque tiene que entrar, es obligatorio brindar y cantamos y bailamos cuando normalmente no cantamos ni bailamos, el que mas y el que menos se queda dormido en el sillón, y alguno que otro en la bañera (vacia, por supuesto). Y amanece el día de Navidad y empiezan los propósitos de enmienda y los golpes de pecho y un agujero más en el cinturón, todos de bajón, con caras de asco, vemos el plato de polvorones y le damos un rodeo, no aceptamos una reprimenda, solo queremos estar sentados en el sillón calentitos al brasero, con la faldilla de la camilla arropados hasta el cuello.
Es magnifico que el lunes 26 sea fiesta, poco a poco me voy recuperando, no me acuerdo de casi nada y me duele el pecho de los golpes de ayer, hago un gran esfuerzo y me levanto a las 6:30 horas (de la mañana, por supuesto), cojo el coche y me voy a Salvaleón en busca de los Doce Apostoles, y no no estoy alucinando, ya he dicho que se me estaban pasando los efectos de estos días.
Salvaleón organiza esta ruta en estas fechas, no parecen las más adecuadas pero veo que hay unas cuatrocientas personas que han hecho un esfuerzo tan grande como el mío y se han presentado en la plaza de esta localidad situada al sur de la provincia de Badajoz donde vamos a pasar la mañana desengrasando en busca de estos magnificos alcornoques situados en esta comarca.
Cuando el político del momento termina el mitin en la plaza, dando la bienvenida a los visitantes, comienza la ruta. Partimos en dirección norte, para salir a la carretera por donde hemos llegado desde Nogales, enseguida tomamos un camino a la izquierda, es el Camino de Torre de Miguel Sesmero, por zona de dehesas donde las encinas y los alcornoques producen una gran parte de la alimentación de la gran cantidad de cerdos ibéricos agrupados en explotaciones ganaderas que vamos viendo a un lado y a otro del camino.
Hace un magnifico día, a pesar del frío, el sol luce en el cielo y el rocío de la mañana brilla sobre la hierba que cubre la dehesa estos primeros días del invierno, el camino es bueno prensado hace muy poco tiempo.
Cruzamos la colada de la Plata, el camino se convierte en senda, descendemos un poco en una zona con vistas de Nogales y su castillo, a la derecha tenemos el cerro de Monsalud en la sierra de María Andrés, para llegar a una zona desarbolada donde se aprecia un poco más los rastros de la helada caída la noche anterior.
Llegamos al regato de la Bejarana que cruzamos por un paso abierto entre las adelfas, y nos encontramos con la señalización del Pr BA 221 que busca igualmente los doce Apostoles pero desde la localidad de Nogales.
Seguimos el regato por su margen izquierdo, enseguida llegamos al simbólico lugar donde se asientan estos árboles centenarios y donde la organización nos surte de agua y fruta para seguir el camino.
Voy a hacer una crítica constructiva a los que participamos en el evento y es como dejamos el lugar de peladuras de naranjas cuando los organizadores tenían sus bolsas preparadas para que el paraje no se hubiera dado por enterado de que un gran número de personas pasaba por allí, pero los doce Apostoles se dieron perfecta cuenta, y de ellos no obtendremos recomendación para ir al cielo.
Cruzamos la colada de la Plata, el camino se convierte en senda, descendemos un poco en una zona con vistas de Nogales y su castillo, a la derecha tenemos el cerro de Monsalud en la sierra de María Andrés, para llegar a una zona desarbolada donde se aprecia un poco más los rastros de la helada caída la noche anterior.
Al fondo Nogales y su castillo |
Paraje de los doce Apostoles |
Volvemos a ver la torre de la iglesia de Salvaleón dedicada a Sta. Marta, y volvemos a entrar en la localidad, ahora por la parte alta, donde me sorprende una casa con una gran estrella de David en su fachada y la plaza, donde mis compañeros del Camino de la Plata ya tienen una mesa en el bar donde se concentran la mayor parte de los caminantes, esperando que la asociación de mujeres de Salvaleón le de el último toque de gracia a un gran caldero de garbanzos que estaban preparando y que poco después pudimos degustar.
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